martes, 24 de marzo de 2009

Antìpiréticos

Un antipirético es una sustancia que hace disminuir la fiebre. Dentro de este tipo de sustancias tenemos, principalmente el ácido acetilsalicílico, la dipirona y el paracetamol.

Antifebril.
Antitérmico.
Febrífugo.


El término procede del prefijo αντι-, que significa "contra", y πυρ, πυρος que significa "fuego" o "fiebre", ambos del griego.

Los antitérmicos suelen ser medicamentos que tratan la fiebre de una forma sintomática, sin actuar sobre la causa que provoca la fiebre.

Los medios físicos, como los paños mojados en agua fría sobre el cuerpo del enfermo o los baños de agua tibia, son una medida antipirética en la que no se emplean fármacos. Asociados al paracetamol bajan la fiebre de forma más eficiente. Las medidas físicas de forma aislada sólo son eficaces durante pocos minutos.

La administración de antipiréticos es un acto habitual en la mayoría de las personas que tienen fiebre, sobre todo los niños. Es sabido que la fiebre es un mecanismo de defensa del cuerpo, sobre todo para activar al sistema inmunitario para que trabaje con más eficacia. El aumento de temperatura corporal hasta 38 grados, se llama febrícula, y no es una fiebre peligrosa que haya que disminuirla con medicación. Se debe abordar la enfermedad de fondo, pero debido a los hábitos adquiridos por la población y por la comunidad médica, se prescriben y administran antipiréticos más por ansiedad de los padres que por realmente indicados.

La decisión de qué antipirético utilizar debe fundamentarse en su mecanismo de acción, farmacodinamia, efectividad y efectos secundarios. Como la mayoría de las veces el objetivo es disminuir la temperatura y las molestias del enfermo y en lo posible no alterar la respuesta inflamatoria, excepto que ésta sea exagerada, se recomienda el paracetamol. Los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, se emplean en los casos de inflamación asociada.

La mayoría de los antipiréticos son analgésicos y también antiinflamatorios, excepto el paracetamol.

Los antipiréticos son medicamentos que son necesarios en un botiquín porque disminuyen la fiebre activando ciertos mecanismos del hipotálamo (parte del cerebro responsable de regular la temperatura corporal). Entre ellos se encuentran el ácido acetilsalicílico, ibuprofeno y paracetamol, que también tienen propiedades analgésicas; los dos primeros, además, son antiinflamatorios.

Puede considerarse que una persona tiene fiebre cuando su temperatura corporal rebasa 37 grados centígrados (si es medida por vía oral o en la axila) o si es mayor a 37.5 grados (cuando se mide por el recto).

La fiebre es una señal de alarma ante infecciones causadas por virus y bacterias, que provocan la activación del sistema de defensa del organismo induciéndolo a producir sustancias que reaccionan en el hipotálamo, aumentando la temperatura por arriba del nivel normal.

Dicho incremento impide que la mayoría de los microorganismos se multipliquen, por tanto, se recomienda tomar antipiréticos sólo cuando la fiebre sea superior a 38 grados centígrados y se presenten dolores de cabeza y muscular, debilidad y cansancio intensos.